martes, 7 de julio de 2009

la concepción pedagógica desde los clásicos del marxismo.

La concepción pedagógica desde el marxismo de los clásicos.

El autor de “La cuestión escolar” Jesús palacios, en su compendio sobre fundamentos de la pedagogía a destacado dos aspectos fundamentales de los aportes del marxismo al ámbito pedagógico.
“la aportación marxista va en una doble dirección: por un lado, ha dado su propia teoría de la educación; por otro, ha aplicado sus categorías de análisis a la escuela existente, haciendo una rigurosa crítica de su funcionamiento, de su significado, del papel que cumple en la sociedad, etc.” (Jesús Palacios, La cuestión Escolar, Editorial Laia, Barcelona España, p. 331)
Aún cuando, Marx y Engels no escribieron obras explícitamente pedagógicas el tema no queda omitido en diversas obras de los fundadores. La tesis principal puede ser simplificada en la siguiente afirmación de Engels:
“conjugar la educación con el trabajo fabril” (F. Engels, Principios del comunismo, en K. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, progreso, Moscú, 1973, tomo I, p. 92.)
Así mismo, en la obra política más conocida, en el Manifiesto encargado por los comunistas a Marx y Engels se establece el ideal educacional de éstos:
“educación pública y gratuita para todos los niños” y la “abolición del trabajo de éstos en las fábricas tal como se practica hoy” “régimen de educación combinado con la producción material” (Marx y Engels, Manifiesto del partido comunista, en obras escogidas, tomo I, p. 128)
Pero dicho ideal no se trata sólo de un planteamiento abstracto, sino que tiene un antecedente en el llamado socialismo utópico. Así lo rescata Marx en su obra El Capital.
“Del sistema fabril, que podemos seguir en detalle leyendo a Robert Owen, brota el germen de la educación del futuro, en la que se combinarán para todos los chicos a partir de cierta edad el trabajo productivo con la enseñanza y la gimnasia, no sólo como método para intensificar la producción social sino también como el único método que permite producir hombres plenamente desarrollados” (K. Marx, El Capital, F.C.E., México, 1964, tomo I, p. 405).
De este modo, los autores saben distinguir entre las formas de trabajo enajenado (propias del régimen capitalista) y la necesidad de combinar la enseñanza teórica y práctica, no necesariamente bajo las condiciones capitalistas de producción.
“consideramos que es progresiva, sana y legítima la tendencia de la industria moderna a incorporar a los niños y a los jóvenes a cooperar en el gran trabajo de la producción social, aunque bajo el régimen capitalista, ha sido deformada hasta llegar a ser una abominación” K. Marx, instrucción sobre diversos problemas a los delegados del consejo Central provisional, en Obras escogidas, Tomo II, p. 80).

A la base de esta concepción se encuentra la crítica al hombre escindido en la producción moderna, la escisión entre la teoría y la práctica derivada de la división del trabajo, pues como lo afirman en una de sus primeras obras conjuntas, Marx y Engels establecen que:
“la división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo material y el mental” Marx y Engels, La ideología alemana, en Obras escogidas, Tomo I, p. 30.
Ello lleva a afirmar a otro comentador que:
“Su reivindicación de un régimen que combine la educación con la producción material constituye “el fundamento de la pedagogía socialista” (Th. Dietrich, Pedagogía socialista, Sígueme, Salamanca, 1976, p. 16).
De este modo es que se levanta una nueva educación para una nueva sociedad libre de la enajenación social derivada de la enajenación del trabajo:
“Se pesará a suprimir la división del trabajo entre los hombres, a la educación, enseñanza, preparación de hombres, a educar, instruir y formar hombres universalmente desarrollados y universalmente preparados, hombres que sabrán hacer de todo”. (Lenin, Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, en Lenin, Obras escogidas, Progreso, Moscú, 1974, p. 561. Subrayado en el original).
Pero al mismo tiempo que se registran las coincidencias entre los dos clásicos del marxismo respecto a la educación, encontramos algunas diferencias respecto al papel que debe cumplir el Estado. Por una parte, Engels establece que la “educación de todos los niños en establecimientos estatales y a cargo del Estado desde el momento en que puedan prescindir del cuidado de la madre” (Engels, Principios del comunismo, loc. Cit. P.92.)
A esto contraponemos la opinión de Marx cuando dice:
“una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y velar por el cumplimiento de estas prescripciones legales mediante inspectores del Estado, como se hace en los estados unidos, y otra cosa, completamente distinta, es nombrar al Estado, educador del pueblo. Lejos de esto, lo que hay que hacer es sustraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la iglesia” (Marx, Crítica del programa de Gotha, Loc. Cit. P. 25).
Sin embargo, y a pesar de estas últimas precisiones y diferencias, podemos decir que existe un punto medular en la concepción marxista clásica que es entender la educación como un proceso polivalente que incorpora la producción y la enseñanza en el ámbito educativo como una necesidad tanto individual como social.